Steven Spielberg nos hizo un grandioso regalo con la película Jurassic Park. Al tener tanto éxito la
primera parte, se hizo una segunda parte, que corresponde a otra historia de
Michael Crichton. La segunda parte se titula Jurassic Park II: The Lost World, título traducido en España como El Mundo Perdido: Jurassic Park, estrenada
por Steven Spielberg en 1997. En 2001, se estrenó la tercera parte: Jurassic Park III, aunque esta vez no
fue a manos de Steven Spielberg. La sinopsis que aparece en filmaffinity es la
siguiente:
“El doctor Alan Grant, ansioso por
conseguir fondos que financien su estudio sobre la inteligencia del
velociraptor, acepta la oferta de una pareja de millonarios, Paul y Amanda
Kirby, para sobrevolar la Isla Sorna (Costa Rica), poblada por dinosaurios
creados genéticamente. Tras un aterrizaje forzoso en la isla, Alan descubre que
los Kirby estaban buscando a su hijo adolescente, perdido en la isla tras un
accidente de parapente.”
(Cuidado: spoilers). El paleontólogo Alan Grant, interpretado de nuevo por Sam
Neill, trabaja con Billy Brennan en una excavación en la que están
desenterrando huesos de dinosaurios. Gracias a un sistema de impresión
informático, consiguen crear la cámara de resonancia de un velociraptor. De
pronto, Alan y Billy son convencidos por una pareja de millonarios para ir a la
Isla Sorna como guías. Es todo mentira, pues lo que quieren es recuperar su
hijo, Eric Kirby. Una vez en la isla, encuentran unos huevos de velociraptor,
que se los llevan. Encuentran a Eric. La misión, una vez conseguido el objetivo
inicial, es huir de la isla. Son incluso atacados por Pteranodon, dinosaurios
voladores. En el rescate interviene Ellie Sattler, interpretada de nuevo por
Laura Dern. Casi muere Billy por querer llevarse los huevos para venderlos
luego. Estos huevos serán la salvación del grupo, pues los devuelven a los
velociraptors y luego Alan usa la copia de la cámara de resonancia para simular
que está pidiendo ayuda a su manada. Los velociraptors pillan la indirecta,
recogen los huevos y huyen, dejándolos vivos.
Esta película es curiosa por el simple hecho de que se interactúa con los
velociraptors. Es más, en esta parte es el tema principal. Se indaga en el
hecho de que los velociraptors realmente sean más inteligentes que incluso los
delfines, que se organicen para cazar en manada y que tengan incluso un idioma
para comunicarse. Esto se ve reflejado en diferentes escenas. Curioso es el
hecho de que, por aquellas casualidades de la vida, Alan Grant consigue una
cámara de resonancia de velociraptor con el que puede simular pedir ayuda.
De la trilogía inicial, esta se podría considerar la peor de las películas,
a pesar de que aparecen actores que aparecieron en la película inicial, tales
como Sam Neill y Laura Dern. La banda sonora, además, no es ni tan siquiera
creada por John Williams, aunque se usa el mismo tema principal de siempre. En
esta ocasión la banda sonora es a manos de Don Davis, otro director musical
también bastante reconocido, aunque no tanto como John Williams.
La historia no tiene mucho sentido. Tan sólo es un engaño por una pareja
separada con tal de recuperar a su hijo perdido. A pesar de que las
probabilidades de supervivencia son nulas, al final se salvan casi todos los
que intervienen en el rescate. Aunque parezca mentira, Eric incluso sobrevive
por sí solo. Esto es algo más alocado que pensar. Demasiada suerte para Eric
sobrevivir en una isla rodeada de dinosaurios, con una proporción de carnívoros
peligrosos. La probabilidad de que un suceso descrito en esta película suceda
es radicalmente bajísimo. Es una historia poco creíble. Es por ello,
seguramente, que no sea la más querida de la saga.
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