Steven Spielberg nos hizo un grandioso regalo con la película Jurassic Park. Al tener tanto éxito la
primera parte, se hizo una segunda parte, que corresponde a otra historia de
Michael Crichton. La segunda parte se titula Jurassic Park II: The Lost World, título traducido en España como El Mundo Perdido: Jurassic Park. Fue
estrenada por Steven Spielberg en 1997, tan sólo cuatro años después del
estreno de la primera parte. La sinopsis que aparece en filmaffinity es la
siguiente:
“Cuatro años después del desastre
ocurrido en el Parque Jurásico de la isla Nublar, John Hammond revela a Ian
Malcolm que existe otra isla en la que se criaban los dinosaurios antes de ser
transportados a la isla Nublar. Ian, acompañado por dos expertos, deberá acudir
a la isla Sorna para rescatar a una científica, aunque los planes cambiarán
drásticamente.”
En esta segunda historia, no participan Sam Neill, que interpretó al
paleontólogo Alan Grant, ni Laura Dern, que interpretó a la paleobotánica Ellie
Sattler (teóricamente compañera de Alan Grant), pero sí Jeff Goldblum, que
interpreta al matemático Ian Malcolm, y Richard Attenborough, que interpreta a
John Hammond. Es más, es John Hammond quien le revela a Ian Malcolm que existe
la Isla Sorna, en la que criaban a los dinosaurios para luego llevarlos a Isla
Nublar, la isla donde construyeron el Parque Jurásico. Ian Malcolm no quiere ir
a ninguna isla de este tipo por nada, salvo para ir a salvar a su actual
pareja, que ya está en dicha isla haciendo un estudio de viabilidad. John
Hammond tiene el problema de que la empresa InGen, encabezado por su sobrino
Peter Ludlow, quiere explotar Isla Sorna de una forma radical, para sacar el
máximo beneficio posible. Consigue, a la fuerza, hacerse con un Tyrannosaurus y
su cría, los cuales Peter lleva a San Diego con la intención de abrir un parque
ahí mismo. Son transportados por barco, pero toda la tripulación ha muerto. El
Tyrannosaurus sale del barco y se pone a buscar a su cría, destrozando la ciudad
a diestro y siniestro. Le devuelven la cría y pueden controlarlo. Lo curioso es
cómo acaba quien lo empezó todo. Peter Ludlow, con la intención de recuperar la
cría, es devorado por la cría de Tyrannosaurus. Son devueltos a Isla Sorna.
De nuevo, como ocurrió en la anterior película, los errores humanos
provocan destrozos y muertes innecesarias. La sed de dominar la naturaleza y
obtener enormes beneficios por ello provocan siempre problemas, a expensas de
otras personas que quizás estaban en desacuerdo. En esta ocasión, Ian es el que
está en total desacuerdo. Por la cordura que aún conserva de la anterior mala
experiencia que tuvo, intenta que su pareja y su hija, que se ha colado en el
viaje hacia la Isla Sorna, puedan sobrevivir a lo que puede ser una verdadera catástrofe
para ellos. Al final no les queda otra que lidiar con Tyrannosaurus Rex, ni más
ni menos, y todo por un cazador con un objetivo: cazar un Tyrannosaurus.
Los cazadores, tal y como se ilustra en esta historia, son personas
bastante destructivas. Tienen unos conocimientos que son necesarios para
sobrevivir en ciertas partes del mundo, como pueda ser la selva o el desierto.
Pero muchos cazadores no valoran de verdad a los seres vivos. Matar para
sobrevivir es una cosa, pero matar por deporte es otra muy diferente. Un
cazador que caza y luego aprovecha lo máximo posible la caza, como por ejemplo
para comer, hace lo correcto. El problema viene cuando los cazadores cazan por
placer, por el placer de matar y así considerarse superiores. Algunos, aún
peor, matan por tan sólo conseguir un ítem con el que puedan ganarse
ilegalmente la vida. Muchas especies de animales han sido extintas por culpa
del ser humano, por culpa de cazadores sin escrúpulos. Los seres humanos que
compran luego estos ítems se podrían considerar incluso igual o peores que los
mismos que cazaron estos animales. ¿De qué sirve un cuerno de rinoceronte? ¿En
serio hay quienes piensan que un cuerno les salvará la vida o aumentarán su
lívido o cualquier otra cosa? No, un cuerno es un cuerno y sirve especialmente
para que el animal que lo posee pueda defender su vida, que para eso lo tiene.
Si uno consigue el cuerno una vez ha muerto el animal por muerte natural, no
hay problema. Pero si uno lo mata para tan sólo sustraer el cuerno y luego
venderlo, es demencial, despreciable, asqueroso. Seres así no merecen otra cosa
que ser encerrados de por vida y tan sólo ser alimentados por pan y agua. Lo mismo
para aquellos que pagaron precios elevadísimos para conseguir estos ítems. Esto
mismo se puede extrapolar a la película de Jurassic
Park II: The Lost World, que el cazador tan sólo quiere cazar al Tyrannosaurus
por el placer de cazarlo y ser el primero en hacerlo en el mundo, sin importar
si hay vidas perdidas de por medio. Suerte que el cazador, una vez que ha
conseguido hacer lo que quería hacer, se larga y deja la caza.
Esta segunda parte, sin duda alguna, no es tan buena como la primera parte.
La primera parte pasó a ser una película de culto, una obra maestra. En cambio,
esta secuela no ha llegado a gustar como la primera. Es más, consiguió
nominaciones a premios negativos, tales como peor guión o peor secuela. La
banda sonora puede salvar un poco la película, pues sigue siendo realizada por
John Williams, uno de los mejores directores de orquesta que ha visto el mundo.
A pesar de todo, queda vigente la frase de la primera película, que es
mencionada por John Hammond en una entrevista televisiva, una cita que se le
ocurrió a Ian Malcolm: “La vida se abre
camino.”
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