lunes, 29 de agosto de 2022

Colección Recuerdos: Dagas de dragón

Muchos amigos y familiares que me conocen saben que me encantan los dragones. Ignoro exactamente el porqué. Siempre me han llamado la atención. Películas como Dragonheart están entre mis preferidas. Actualmente, la saga de Como entrenar a tu dragón también me encanta. Las historias de dragones me han acompañado siempre, ya sea con historias como El Hobbit, El Ciclo de la Puerta de la Muerte, Mundodisco o DragonLance, o bien con videojuegos como ISHAR, ULTIMA, Baldur’s Gate o Neverwinter Nights. Incluso también en la música me han gustado las historias de dragones, como las de Rhapsody.

La cuestión es que en un viaje que hice con mi familia, nos fuimos a Toledo. Ya de pequeño había estado en Toledo, pero no me acordaba mucho que digamos. Pero pude hacer bastante memoria cuando llegamos al conocido acueducto de Toledo. Visitando la localidad, entramos en bastantes tiendas de recuerdos. En la gran mayoría se vendían espadas, dagas u otros elementos similares, pues es bastante conocido el acero de Toledo. Para llevarme un recuerdo, tenía en mente adquirir dagas con el mango de dragón. Al final, aunque no fue fácil, encontré varias tiendas. El precio era bastante elevado. Pero encontré una en la que pude hacerme con dos dagas de dragón bastante curiosas. Evidentemente, con el filo sin afilar. De regalo, incluso nos añadieron un abrecartas, pero este sí que estaba afilado.

Lo curioso de la historia es que cuando volvimos a Mallorca, en el aeropuerto, detectaron las dagas y en el control me las hicieron sacar de la maleta. Nos dijeron que se iban a quedar ahí y que iban a ser destruidas, cuando sabía perfectamente que alguno de los guardas se la iba a quedar. Por suerte, vino un familiar, el marido de una prima, y nos hizo el favor de quedarse con las dagas para enviárnoslas por correo certificado. Fue una despedida muy emotiva y, además, haciéndome un favor bastante grande.

Ahora bien, ¿aquí termina la historia? ¡No! Resultó que, en el avión, al abrir la maleta, pude ver que el abrecartas sí que pasó el control de los guardas. Las dagas no estaban afiladas, pero el abrecartas sí. Es decir, que con las dagas poco daño se podía hacer en el avión. Pero con el abrecartas se podía incluso matar a una persona de forma silenciosa. Es una anécdota para tener en cuenta que los controles de avión pueden fallar.




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