Hubo un tiempo
en mi vida que me llamaron la atención diferentes tipos de adornos para el
cuerpo. Entre ellos hubo anillos de plata y colgantes de plata. Empecé con un
anillo de delfín que me costó unas 2.000 pesetas. ¿Por qué un delfín? Porque
siempre me han gustado, especialmente por ser de los animales más inteligentes
del planeta.
Los dragones
siempre han sido mis seres mitológicos preferidos. Es por esa razón que mi
segundo anillo de plata fue el de un dragón y me costó 18 €, según creo recordar,
en una joyería de Palma. En la imagen inicial, es el anillo central de la parte
superior. Otro anillo de plata con forma de dragón que pude conseguir fue el
que se puede ver en la parte superior derecha. Si mal no recuerdo, fue comprado
en un mercadillo de Palma por unos 25 €. En la parte inferior izquierda, se
puede ver un colgante, también de plata y con forma de dragón. Y, finalmente,
en la parte inferior derecha, un anillo de plata con forma de dragón chino.
Este último fue un regalo de los padres de un amigo que fueron de visita a
China. Un bonito recuerdo de un magnífico regalo.
Sobre mis 20
años estuve llevando estos emblemas en mis manos y el colgante del dragón en mi
cuello. Era curioso, porque tenía en una mano el anillo de delfín y el primero de
dragón que conseguí; en la otra, tenía los otros dos anillos de dragón.
Teniendo en cuenta que antes iba con cazadora de cuero por la calle y con estos
anillos, era objeto de observación en la calle. No era mi intención llamar la
atención. Simplemente me gustaba llevarlos. Pero hubo un momento en mi vida que
me dejó de gustar llevar cualquier objeto en mis muñecas o en mi cuello.
Actualmente no suelo llevar nada de nada y menos de plata o de oro.
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