miércoles, 22 de marzo de 2023

Colección Studio Ghibli: Pompoko

Isao Takahata es otro de los directores reconocidos del Studio Ghibli, quien previamente ya había realizado dos películas importantes y muy nostálgicas: La tumba de las luciérnagas y Recuerdos del ayer. La siguiente fue Heisei Tanuki Gassen Ponpoko, título traducido en España como Pompoko, estrenada en 1994. En la parte trasera de la caja DVD de STUDIO GHIBLI COLLECTION, se puede leer lo siguiente:

Los humanos están acabando con el bosque, el lugar donde viven los tanukis, una raza de mapaches con asombrosos poderes mágicos. Para detenerles, estos curiosos animales se transformarán en cuanto sea necesario y unirán sus fuerzas con las de otros tanukis para hacerles frente sin comprender que posiblemente la solución no se encuentre en la guerra sino en el diálogo con los humanos.

(Cuidado: spoilers.) En los años de expansión de Japón, se legalizaron la construcción de zonas residenciales. El problema fue que para ello tuvieron que destruir zonas de bosque, con la correspondiente pérdida de vida vegetal y animal. Según la tradición japonesa, los tanukis, mapaches, son seres capaces de transformarse en lo que deseen, igual que algunas razas de zorros. Viendo que se estaban quedando sin hogar, los tanukis empezaron a pedir ayuda a otros tanukis para vencer a los humanos. Dos tanukis se ofrecen voluntarios para ir en búsqueda de ayuda. Los que se quedan intentan aprender el arte de la transformación. Pueden averiguar que hay quienes son simplemente mapaches, sin la habilidad de transformarse. En varias ocasiones, luchan contra los humanos. Incluso algunos humanos pierden la vida en las obras que están desempeñando. Otros incluso se alejan del lugar por considerarlo una zona protegida por los dioses. Cuando parece que todo está perdido, llegan tres tanukis famosos y poderosos, acompañados de uno de los voluntarios que fueron a buscar ayuda. Organizan un ataque con magníficas ilusiones para asustar a los humanos que ya están viviendo por la zona. Asustan a muchos, pero otros simplemente se quedan admirados de lo que están viendo. Muere uno de los tanukis famosos. Al día siguiente, en la televisión se puede ver que se atribuye el mérito un humano empresario. Los tanuki descubren que este empresario está siendo ayudado por un zorro, pues existen un grupo de zorros que se refugiaron entre los humanos transformados de humanos. El zorro les anima a que ayuden al empresario a cambio de una gran suma de dinero, y pasen a vivir como humanos. No quieren, pues para eso deberían dejar a muchos mapaches atrás, peligrando su vida al final. Les engañan, quedándose con el dinero y huyen. Una cadena de televisión entrevista a los mapaches, que les piden que por favor les dejen vivir en paz. Uno de los tanukis famosos, en su 100 cumpleaños, crea un gran barco con sus criadillas y muchos mapaches que no pueden transformarse celebran una fiesta, una fiesta que luego acabará con la muerte de todos los que viajan en el mismo. Al final todo sigue su curso, los humanos terminan las obras y se pierden muchas vidas de mapaches. Algunos tanukis sobreviven viviendo como humanos y ayudando a los mapaches que no pueden transformarse.

La película en sí es bastante triste, aunque esté muy animada y haya momentos bastante alegres. Por ejemplo, hay un momento en el que los tanukis deciden no tener relaciones sexuales para impedir la procreación en momentos tan delicados como los que están viviendo. Pero al año siguiente, se relajan y no pueden evitar criar y traer al mundo más mapaches, algo que luego ocasiona hambruna entre la comunidad de mapaches. También celebran en varias ocasiones los triunfos conseguidos en la derrota del ser humano en la construcción de la zona residencial. Pero sus éxitos son frustrados al seguir las obras por otros humanos, viendo que siempre habrá más humanos para ayudar.

Esta historia ilustra de forma muy gráfica los daños que el ser humano es capaz de provocar en la naturaleza. Con la construcción de zonas residenciales, a veces innecesarias, son capaces de destruir bosques y montañas enteras, quizás bosques y montañas que han existido desde hace milenios. Por desgracia, la naturaleza no tiene el poder de parar al ser humano. La destrucción se abre paso por el mundo a cambio de dinero. Esto se puede ver claramente en islas turísticas, como pueda ser Mallorca en las Islas Baleares (España). En varias ocasiones se han llegado a construir zonas residenciales de apartamentos cercas de la playa, algunas de las cuales eran ilegales y las construcciones fueron paradas. Pero dichas construcciones ya destruyeron el entorno, aniquilando árboles y animales a su paso en muy poco tiempo. Existen, por desgracia, zonas residenciales fantasmas, que no se permite vivir en ellas, pero ahí están, ocupando espacio en la naturaleza. Seguramente esperando el momento en el que el daño ocasionado prescriba y las obras se puedan acabar, haciendo ricos a los que inicialmente iniciaron las obras, a sus familiares o incluso a algunos políticos involucrados. También, en alguna ocasión, se han llegado a crear leyes para la construcción de edificios en lugares que anteriormente estaban protegidos; todo ello por unos intereses políticos o económicos.

En resumen, el ser humano es un virus. Algunos humanos intentan no hacer daño a la naturaleza, dentro del margen que se puede, pues también el ser humano debe sobrevivir. Pero no puede ser bueno que cada año haya más humanos en este planeta. Habrá un momento en que todo explotará. Se debería tener un control de natalidad, pues cuantos más humanos haya, más pobreza y más aniquilación habrá en la naturaleza. Por ejemplo, un hijo o hija por vivienda, según en qué zonas, máximo dos. Esto debería ser lo justo. Hay familias que no cesan de tener prole y ello genera más pobreza, ya sea directamente o indirectamente, pues hay quienes tienen prole para cobrar ayudas, generando una inflación en la economía para poder subsanar estos déficits. No es normal lo que está ocurriendo en el mundo. Al final lo pagan los animales, pues el ser humano suele aniquilar especies enteras porque les resultan molestas. Por poner un ejemplo, a los mapaches se les suele cazar para matarlos cuando están comiendo de las cosechas o de la basura. Lo que se debería hacer es tener refugios para estos seres vivos, que tienen el mismo derecho a vivir, o incluso más, que el ser humano. Si la sociedad tuviera unos valores positivos para con la naturaleza, ayudaríamos en lo máximo de lo posible a aquellos seres que tan sólo quieren sobrevivir.





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