lunes, 2 de enero de 2023

Colección Películas: Matilda

Los niños pueden ser una bendición o una maldición. Ello depende de los padres. Si los padres esperaban un bebé y desean criarlo correctamente con todas las ventajas y desventajas que ello conlleva, el bebé nacerá bien rodeado de amor. Pero si, por el contrario, los padres no desean tenerlo o no les gustan los niños, el bebé quizás nazca en una familia que no le merecen. Quizás pueda salir bien parado o quizás no. Todo depende de la suerte que tenga. En la historia de Matilda, un cuento de Roald Dahl, es una niña no deseada. En 1996, se estrenó la película de Matilda, dirigida por Danny DeVito, que también aparece como el padre de la niña. En la parte trasera de la caja del DVD, se puede leer lo siguiente:

Matilda (Mara Wilson) es una niña con una inteligencia excepcional y enormes ganas de aprender. Sin embargo, sus padres (Danny DeVito y Rhea Pearlman) están tan absortos en sus insustanciales vidas que no se dan cuenta de ello. Un día deciden enviar a Matilda a Crunchell Hall, una escuela con aspecto de prisión cuya directora (Pam Ferris) es un monstruo despiadado. Será su encantadora profesora, Miss Honey (Embeth Davidtz), quien descubrirá las mágicas cualidades de Matilda y juntas vencerán increíbles peripecias.

(Cuidado: spoiler.) Matilda Wormwood no es una niña normal. Por desgracia, nace en una familia de ineptos: el padre, un estafador de coches; la madre, una ludópata; el hermano, un inútil que sigue a sus padres en todo, aunque esté mal. A Matilda la desprecian y la ignoran. Con muy poca edad, ya se sabía cuidar sola: cocinar y vestirse. Cuando ya había leído todas las revistas de la casa, quería más y pidió un libro. El padre le dijo que no era necesario. Descubrió la biblioteca y cada día iba para leer, hasta que la bibliotecaria le aconsejó hacerse un carnet de biblioteca y poder llevarse libros a casa. Así lo hizo. Cuando cumplió 6 años y medio, aún no la habían llevado al colegio. Ella lo pedía, pero la ignoraban; los padres se pensaban que aún tenía 4 años. Descubre que quizás tiene poderes telequinéticos, pues explota el televisor cuando su padre le estaba intentado obligar a ver un programa televisivo, aunque ella quería leer. Por casualidad, la directora del colegio Crunchell Hall le compra un coche al padre. Ambos coinciden que los niños son una aberración. Así es como decide el padre que vaya a ese colegio. Matilda, a pesar de la directora, es feliz por ir al colegio. Ahí hace varios amigos. Conoce a su profesora, Miss Honey, adorable, pero con un pasado trágico. Matilda está presente cuando la directora obliga a un niño de su escuela a comerse un pastel entero de chocolate por haber robado un trozo de otra tarta. Cuando está a punto de desfallecer y de vomitar, Matilda lo anima y todos los animan. Acaba victorioso. Un día, por el simple hecho de que el padre de Matilda ha estafado a la directora, castiga a Matilda en el asfixiadero, un cuarto oscuro muy pequeño. Justo un poco antes, habían encontrado un tritón. La compañera de clase que se sienta con Matilda introduce el tritón en la jarra de agua para la directora, pues venía a hacer inspección. Casi se lo traga. Miss Honey recupera a Matilda, algo que a la directora le parece inaudito, pues le dice que es lo más valiente que ha hecho. Matilda, que ya había demostrado el primer día que tenía una gran inteligencia matemática, empuja telepáticamente el vaso y le cae el tritón a la directora. Aterrada, se desprende del tritón y amenaza a la clase con tenerla vigilada, especialmente a Matilda. Matilda, cuando los demás ya se han ido, intenta demostrar a su profesora que tiene poderes telequinéticos, pero le fallan. La profesora le invita a su casa. Le cuenta la historia de su vida. Perdió a su madre; más tarde, vino su tía a cuidar de ellos y su padre se suicidó. Ella tuvo que irse a otra casa a vivir, cerca de la casa de sus padres, donde actualmente vive su tía, la directora. Ambas sospechan que su padre no se suicidó. A la vuelta, Matilda, aprovechando que la directora se ha ido, va a la casa de la directora; Miss Honey la acompaña. Buscan su muñeca. La encuentran, pero la directora llega, enfadada con el padre de Matilda por la estafa. Se da cuenta de que hay alguien en la casa. Huyen de milagro. Miss Honey le hace prometer a Matilda que no volverá a entrar en esa casa. Cuando llega a casa, le pide a su padre que le grite. Se da cuenta de que su poder se potencia por la rabia y así aprende a controlarlo. Esa noche idea un plan para asustar a la directora y recuperar la muñeca de Miss Honey. Lo hace todo por telequinesis. Pero olvida su lazo. A la mañana siguiente, le da a Miss Honey su muñeca y un bombón de su antigua casa. La directora sospecha que Matilda tiene algo que ver con ocurrido la noche anterior. Así que hace inspección otra vez en la clase. Matilda, con sus poderes, asusta a la directora simulando que es el espíritu del padre de Miss Honey. Huye y no vuelve jamás. Miss Honey recupera su casa y suele estar con Matilda. Un día los padres van a recoger a Matilda para huir del país. Matilda tiene los documentos de la adopción preparados, tan sólo a falta de la firma de sus padres legítimos. Los padres no se lo piensan mucho y firman. Miss Honey y Matilda son felices con sus vidas.

Es una historia bastante curiosa la de Matilda. Los poderes telequinéticos fueron estudiados en un pasado, sin éxito aparente. Pero, ¿qué pasaría si naciera una persona con esos poderes? Podría hacer grandes cosas. Podría usar dicho poder para el bien o para el mal. Matilda, a pesar de vivir en un ambiente maligno, con los conocimientos adquiridos gracias a la lectura diaria, sabe que lo que está haciendo su padre está mal. Ella prefiere hacer el bien e incluso aprende a defenderse sola, es decir, de tomarse la justicia por su mano. Por ejemplo, le cambia el producto para el pelo a su padre, como castigo a sus injusticias para con ella. También le pone pegamento a su sombrero, quedándole pegado y haciendo un desastre en un restaurante. Esa misma noche, cuando el padre está cabreado con todo, obliga a Matilda a ver un programa televisivo cuando ella hubiera preferido seguir leyendo. Cuando explota el televisor, es cuando empieza a descubrir que quizás tenga poderes telequinéticos.

Este cuento relata historias muy bestias sobre un colegio al que nadie hubiera querido ir. Evidentemente, una directora así no sería real. Es más bien como una nazi, un sargento que piensa que los niños y niñas de su colegio son peones que tienen que obedecer sí o sí sus órdenes, además de siempre tener que estar callados.





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