Empecé a
trabajar bien joven en diferentes oficios. Algunos de estos eran para ir
probando qué se me podía dar bien y qué no. Aunque previamente había cotizado
en diferentes empresas, tales como una viña y una lavandería, empecé a trabajar
con una titulación cuando, por fin, completé el curso de Grado Medio de
Auxiliar Administrativo. A partir de dicho momento, me recomendaron darme de
alta en CC.OO, más conocido como Comisiones Obreras, un sindicato que defiende
a los trabajadores.
Después de
probar varios años trabajando como auxiliar administrativo e incluso como
administrativo en alguna empresa, cursé el Grado Medio de Técnico en
Electrónica en Equipos de Consumo. Aquí pude comenzar a trabajar en diferentes
empresas. En la primera empresa en la que empecé a cotizar fue en la misma que había
realizado las prácticas. Una empresa en Binissalem que trataban el tema
electrónico a niveles bastante avanzados. Pero era una empresa muy mal
gestionada. Los trabajadores estaban realmente hartos. Nada más entrar yo, al
poco tiempo, se fueron varios trabajadores y entraron otros, que duraron bien
poco, al menos los comerciales. En esa empresa tuve un problema grave. Hice
muchos días de trabajo y, cuando se me acabó el contrato, me dieron una paga
muy baja. Como necesitaba el dinero, firmé el documento de la entrega del
dinero. Pero me dejaron a deber unos 1.500,00 €. La culpa era de la gerente,
que aún vive en Binissalem. Fui a pedir ayuda a Comisiones Obreras. Sólo me
ofrecieron un servicio para dialogar con la empresa. Vino la empresa, aunque
llegó excesivamente tarde, y negó todo lo ocurrido y que había percibido lo
correcto. Fue una vergüenza y Comisiones Obreras no me pudo ayudar nada más.
¿Para esto
estuve pagando una cuota de sindicato? Evidentemente, me di de baja y actualmente,
según mi opinión, no creo que me sirva de mucho pagar un sindicato, pues
realmente los sindicatos sirven para ayudar a grupos grandes, cuando hay un
problema grande en un convenio colectivo. Pero difícilmente ayudarán a un único
trabajador, salvo que pague a abogados para solventar los problemas. Pero
claro, si el coste que debe la empresa al trabajador es menor de lo que podría
costar un abogado para poder recuperarlo, de poco sirve tener que pagar. Y
menos cuando el trabajador es pobre, que fue mi caso en aquel momento, un
momento en el que me vi desamparado y fuera del sistema, dando poder a empresas
para hacer lo que les de la real gana.
Eso sí, esto
me sirvió como experiencia y nunca más una empresa me debió nada. Si en algún
momento me han intentado estafar, he tenido la sangre fría para poder conseguir
lo que me tocaba. Las empresas se pueden reír mucho de los trabajadores, pero
si un trabajar va vivo por la vida, no le podrán engañar tan fácilmente.
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