Por fin, en la historia de Mundodisco, aparece el Tiempo, otra representación
antropomórfica, similar a la Muerte. Esto ocurre en la novela LADRÓN DEL
TIEMPO, la vigesimosexta de Mundodisco, escrita por Terry Pratchett.
Atrás tenemos la siguiente sinopsis para leer: “Las figuras grises conocidas como los Auditores de la Realidad piensan
que los humanos ya han desordenado bastante el universo con su irracionalidad y
su fantasía. Y han ideado un plan: detener el tiempo para catalogar y organizar
tranquilamente todo lo qu existe. El tiempo, sin embargo, tiene su propios
paladins. Los Monjes de la Historia trabajan desde su monasterio para que los
humanos puedan seguir jugando con el tiempo, ganándolo, perdiéndolo o
regalándolo. Mientras en Ankh-Morpork un relojero empieza a construir el reloj
que marcará con toda precisión el tic del universo y detendrá el tiempo, en el
lejano monasterio un joven extraordinario inicia su aprendizaje junto al héroe
de mil historias Lu-Tze el Barredor. El tiempo avanza inxorable hacia su fin, y
los cinco (¡no, no eran cuatro!) jinetese del Apocalipsis recorren el
Mundodisco. Solo la Muerte sabe que tal vez el mismísimo Timpo sea más humano
de lo que debiera, que puede haber tenido un hijo y que, si quiere impedir el
plan de los Auditores, necesitará la ayuda de la familia.”
Los Auditores, aquellos seres teóricamente inmortales que quieren reorganizar
el sistema de Mundodisco, intentaron destruir la Muerte en una novela y, en
otra, a Papá Puerco. No tuvieron éxito. Esta vez quieren destruir al Tiempo. La
Muerte no va a dejar que eso ocurra y manda a Susan para frustrar sus planes.
Los planes que tienen los Auditores es que un relojero, Jeremy Clockson,
haga un reloj perfecto de cristal. Esto, aunque Jeremy no lo sabe, será un
desastre para Mundodisco. Estos
Auditores se han usado de cuerpos humanos para aprender sobre ellos. Uno en
particular, Myria LeJean, está perturbada, pues se está convirtiendo en humana
de cada vez más.
Aunque la Muerte y su sobrina intentarán parar a los Auditores, también
existen los Monjes de la Historia, quienes se dedican a que la historia
continúe con su curso, evitando cosas que no deberían haber sucedido y dejando
que ocurran cosas que deben ocurrir. Lu-Tze, “El Barrendero”, se entera de que
se está construyendo el reloj de cristal y va a evitarlo, junto a su aprendiz.
Lo bueno es que el aprendiz no se cree que su maestro sea tan bueno, pues es un
viejo barrendero, pero es el mejor maestro de los Monjes de la Historia.
Una curiosidad de este libro es que los capítulos están separados por Tic y
Tac, haciendo referencia al ruido constante de un reloj de pared.
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