Walty Disney, a partir de su primer largometraje de animación estrenado en 1937, Blancanieves y los Siete Enanitos, ha continuado estrenando películas, tanto de animación como no de animación. Aunque estuvo a punto de ver la película estrenada, Walt Disney no pudo ver el proyecto acabado de El Libro de la Selva, pues murió poco antes, en 1966, y fue en 1967 que fue estrenada dicha película. PANINI, en 1990, distribuyó un álbum de cromos, titulado EL LIBRO DE LA SELVA. La colección consta de 225 cromos, que fueron distribuidos mediante sobres en las papelerías y quioscos, junto a un álbum con un coste de 75 pesetas. A través de las páginas, se puede leer el cuento resumido, además de ver imágenes de la película a través de los cromos o de las ilustraciones de fondo. En la primera página, justo detrás de la portada, se puede leer un texto titulado HIMNO A LA NATURALEZA:
“«El Libro de la Selva» no sólo es uno de
los más grandes éxitos de la técnica del dibujo animado sino también una de las
películas más apreciadas por todos los que amaron a Walt Disney, puesto que
representó el canto de cisne del «padre» de Mickey. En efecto, Disney murió en
1.966, a los 65 años, antes de poder completar el «Libro». Podemos imaginar con
qué cariño se terminó la película como homenaje a la memoria de su creador.
Realmente, Walt Disney no hubiera quedado más satisfecho del resultado de lo
que quedaron sus colaboradores.
La película, adaptación libre del «Libro de la Selva» y del «Segundo
Libro de la Selva» de Rudyard Kipling (1.865-1.936), escritor inglés que obtuvo
el Premio Nobel en 1.907 después de la publicación de «Kim», su obra maestra,
constituye ante todo una irresistible galería de personajes-animales que giran
alrededor del protagonista, el «cachorro de hombre» Mowgli.
La película nos presenta una serie de personajes irrepetibles que
van desde la pantera de maneras rudas pero de corazón tierno, hasta los monos
bailarines, desde los elefantes aficionados a la vida militar hasta los más
curiosos buitres que jamás hayan volado sobre una pantalla. Pero los personajes
más encantadores son, sin duda alguna, el oso Baloo y Shere Kan el tigre, que
aunque por motivos diametralmente opuestos, nadie que haya visto la película,
podrá olvidar jamás.
«El Libro de la Selva» es además un himno a la naturaleza, esa
naturaleza que resuma pureza e inocencia para quienes la aman. Ese era el
espíritu de las novelas de Kipling y ese es también el último mensaje que nos
dejó Walt Disney.”
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