La lealtad. El amor. La felicidad. Son adjetivos que pueden atribuirse
perfectamente a los perros, seres que nos alegran la vida día a día, aunque
también podemos entristecernos profundamente por su pérdida. Ellos también
sienten dolor. Quizás de una forma que no podamos describir. Quizás su dolor es
completamente diferente al nuestro. Al no comprender de una forma compleja las
leyes naturales que los humanos comprenden, tales como la vida y la muerte, los
perros pueden aferrarse a la esperanza de volver a ver a sus seres queridos. En
Japón, por los años 20, ocurrió un hecho que dejó mella en el ser humano. Un
perro, de la raza Akita Inu, fue adoptado por un profesor. Durante un corto
periodo de tiempo, el profesor entabló una magnífica relación con su perro, que
llamó Hachiko. Libremente, acompañaba al profesor a la estación de tren de
Shibuya, donde Hachiko no podía pasar, y luego volvía para esperarlo, siempre a
la misma hora, para luego volver a casa juntos. Un día, el profesor no volvió,
pues había muerto de una hemorragia cerebral. Durante 9 años, cada día, esperó
al profesor en la estación de tren. La gente que conocía a Hachiko, que había
presenciado la lealtad del perro hacía el profesor, cuidaron de Hachiko hasta
su muerte. Se creó una estatua en la estación de Shibuya en honor al perro.
Largos años después, en 2009, se estrenó la película Hachi: A Dog's Tale, traducida en España como Siempre a tu lado (Hachiko), aunque previamente ya se había
estrenado en 1987 una película referente a Hachiko. En la parte trasera de la
edición en DVD, se puede leer lo siguiente:
“Richard Gere protagoniza Hachiko,
remake de la película japonesa Hachiko Monogatari de 1987, que a su vez se
inspiraba en un caso real acontecido en la ciudad de Tokyo en 1924. En una
escuela de los Estados Unidos, los niños deben hacer una redacción sobre su
héroe favorito; uno de ellos explica que él admira a Hachi, el perro de su
abuelo, hecho que es usado por sus compañeros para ridiculizarle. Lo que sigue
es la historia de cómo este perro "encuentra" en la estación a Parker
(Richard Gere), un profesor de música... El can demuestra una increíble
conexión con su dueño, le acompaña todos los días al tren y vuelve a casa solo,
demostrando increíbles actitudes de cariño y lealtad. Esto resulta
particularmente cierto cuando acontece un hecho inesperado...”
La historia es ligeramente diferente a la historia real. Pero la esencia se
mantiene. Es una historia desgarradora. Además, la música, de Jan A.P.
Kaczmarek, es muy emotiva, dando atisbos de felicidad al principio, pero con
muchos momentos de tristeza, añoranza y nostalgia. Es una película para llorar,
sin duda. Un drama de una historia perruna. Lo más importante fueron los años
consecutivos que Hachiko acudió, día a día, a esperar a su amo, el profesor. Duele
sólo el hecho de pensar que estuvo casi toda su vida esperando a volver a verlo.
Sin duda, el animal que más lealtad puede tener hacia un ser humano es el
perro. Por ello, los humanos deberíamos dar todo lo posible por ellos.
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