Ya desde muy
pequeño, me encantaron las historias fantásticas de J.R.R. Tolkien. Pude ver de
pequeño la versión animada de El Señor de los Anillos. De bien pequeño ya conocía
a criaturas tales como Gollum. Mi hermana mayor se puso a leer El Hobbit y me
fue contando la historia a medida que le iba leyendo. Al cabo de unos años, yo
mismo me leí El Hobbit. Tanto me gustó, que también me leí la saga de El Señor de los Anillos. Incluso leí El
Silmarillion y otros libros relacionados con el mundo de Tolkien.
Llegó un
momento que quise tener la colección completa de J.R.R. Tolkien y al final la
conseguí. Pero me faltaba algo muy importante: el Anillo Único. Evidentemente, una reproducción, pues el de la
historia no existe en la realidad. Me hubiera gustado mucho conseguir comprar
una reproducción de oro puro. En ese momento, por el año 2004 o 2005 costaba
unos 700 €. Un buen amigo se lo compró. Pero yo era pobre en aquel momento y no
podía permitirme comprarme el anillo de oro. Para al menos tener de alguna
forma, compré la reproducción de plata bañado en oro. No me costó mucho. 25 €
fue el coste del anillo y, además, venía junto a un pequeño volcán, imitando el
Monte del Destino, el cual brillaba si se introducía por una ranura el
susodicho anillo. Al final me deshice del Monte del Destino, pero hasta el día
de hoy ha perdurado la reproducción del Anillo Único.
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