Existen excesivas películas. Muchas son malas. Muchas son visibles. Algunas
son muy buenas. Y unas pocas son obras maestras. Es el caso de La Vida Es Bella, con el título
original La vita è bella, una película italiana dirigida por Roberto
Benigni y protagonizada por él mismo. En la parte trasera de la caja de la
película, edición normal, se puede leer lo siguiente:
“’La vida es bella’ es una fábula
chaplinesca acerca de la fuerza de la imaginación en la dura realidad de la
Europa de la Segunda Guerra Mundial, donde nuestro gran protagonista Guido, un
hombre inocente, deberá utilizar su gran espíritu infatigable para salvar las
vidas de aquellos a los que ama. Es un cruce de comedia y romanticismo sobre el
poder de la risa para conmover el corazón humano.”
(Cuidado: spoilers). Roberto Benigni es Guido Orefice, un judío que se muda
a Italia a casa de su tío Eliseo para trabajar como camarero. Es un hombre muy
risueño, muy alegre y divertido. Por casualidad, se tropieza con Dora, una
maestra, en diferentes ocasiones, llamándola princesa y dándole el siguiente
saludo: “¡Buenos días, princesa!” Acaba enamorándose de ella. Y a ella también
le acaba gustando. El problema es que ella está comprometida con otro hombre.
La suerte de Guido es que ella no quiere a su prometido. Por ello, se casa con
Guido y tienen a Josué. El problema: están en la época de principios de la
Segunda Guerra Mundial. Los nazis se alzan como seres supremos por la raza
aria. Capturan a los judíos para llevarlos a campos de concentración, justo en
el día del cumpleaños de Josué. Dora se entera y también va. Guido hace que su
hijo piense que todo es un juego para conseguir como premio un tanque real.
Durante el proceso de concentración, se menciona que a los niños y a los
ancianos los queman para hacer jabón y botones. Llega un momento en el que la
guerra ha acabado y los nazis empiezan a limpiar el campo de concentración,
matando a todos los presos. Guido logra escapar con Josué y lo esconde. Guido
es capturado y asesinado. Pero Josué logra encontrar a su madre.
Como curiosidad, la historia teóricamente es contada por Josué, ya de mayor,
empezando con la siguiente frase en la película: “Esta es una historia sencilla, pero no es fácil contarla. Como en una
fábula, hay dolor, y como una fábula, está llena de maravillas y felicidad.”
Acaba la película con la siguiente frase: “Esta
es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que
tenía para mí.”
Por desgracia, en la Segunda Guerra Mundial, la humanidad mostró el máximo
de los horrores al que puede ser capaz de llegar, por envidia, por pensar que
son superiores, por estúpidos, por necios, por falta de inteligencia, por
miedo, por no tener cerebro suficiente para pensar. Los nazis fueron la mayor
vergüenza de la Tierra en el siglo XX. Anteriormente, ya fueron igual de
vanidosos e inútiles aquellas culturas antiguas que creyeron que eran
superiores a los demás, tales como los egipcios o los romanos. Los nazis no
fueron diferentes a ellos. Incluso quemaban los libros. ¡Cuánta inteligencia perdida
por culpa de unos pocos! Y aún hay gente que es capaz de decir que el holocausto
nunca ocurrió. ¿En serio? Por ello toda la historia tiene que quedar bien
escrita, para que no pueda ser olvidada y que seres con poca inteligencia
vuelvan a hacer las suyas.
La película es una obra maestra. La historia es enternecedora y, al mismo tiempo,
pesarosa al máximo. La música de acompañamiento también es muy acertada. Los
actores muy buenos. Es normal que consiguiera el Goya a la mejor película
extranjera y 3 Óscar: mejor película extranjera, mejor actor (Roberto Benigni)
y mejor banda sonora. Mi puntuación es claramente un 10.
Ahora bien, ¿la vida es bella? Depende como uno se lo tome. La vida
realmente no es bella, por culpa de la humanidad. Vivimos en un infierno
terrenal. Pero, como Guido nos hace ver, la vida puede ser bella incluso aunque
se pasen por las máximas penalidades en la vida. El personaje de Guido es un
ejemplo de máximo optimismo. Aunque es un tramposo, mentiroso y algo ladrón, es
un ejemplo de un luchador nato, que intenta luchar con optimismo, con alegría y
con amor. Además, es un ejemplo familiar de una pareja y padre excelente, que
es capaz de sacrificarse por los suyos y seguir optimista.
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