En 2000, NINTENDO
distribuyó una saga de mangas sobre los videojuegos de THE LEGEND OF ZELDA,
escrito y dibujado por dos autoras que tienen un seudónimo que las une: Akira
Himekawa. En España fue distribuida en 2010. La colección consta de 10 tomos en
los que se cuentan las historias de diferentes videojuegos que han ido
apareciendo a lo largo de los años.
El tercer tomo de
la saga de mangas de THE LEGEND OF ZELDA, corresponde al videojuego MAJORA’S
MASK, un juego para NINTENDO 64 que tuvo mucho éxito en su momento. En la parte
trasera se puede leer lo siguiente:
“Tras salvar Hyrule, el joven conocido como
el Héro del Tiempo emprende un misterioso viaje en busca de un amigo del que se
separó cuando cumplió su heroico destino. Pero Skull Kid, poseído por la
Máscara de Majora, le ataca y secuestra a Epona… ¡Ahora Link deberá emprender
una lucha contrarreloj para salvar a sus amigos y al mundo de Termina!”
En la
contraportada, aparece la sección UNAS PALABRAS DEL AUTOR: “Esta en mi segunda obra sobre Link. Recuerdo
que la primera vez que me reuní con los de Nintendo para hablar sobre el tema,
les pregunté “¿Por qué Link es el héroe?”. Y claro, se quedaron todos de
piedra; fijaos lo pardillo que era entonces. Qué buenos recuerdos… O mejor
dicho, ¡menudo espanto!” También aparece el dibujo de la perrita de una de
las autoras, Sandy, una teckel.
En esta segunda
historia, Skull Kid, un personaje secundario que apareció en la historia
anterior, OCARINA OF TIME, es el antagonista de esta historia. Por culpa de la
Máscara de Majora, que roba a un vendedor ambulante, es poseído y hace cosas
malvadas, como robar a Epona, la yegua amiga de Link, y convertir a Link en un
deku, un ser de una raza del bosque, que son de madera. Para solucionar el
problema, Link deberá liberar a unos guardianes, acompañado de su Ocarina del
Tiempo. Comentar que en esta historia, Navi no lo acompañará, sino otra hada.
Al final de este
manga, además, hay un extra, una historia en la que se cuenta cómo se creó la
Máscara de Majora, un ser antiguo solitario que podía conceder deseos mediante
su caparazón, pero que ello podía consumir a las personas por su codicia.
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