Los tazos fueron
unos elementos que comenzaron a distribuirse potencialmente a mitad de los años
90. Fue un juego y un elemento coleccionable que tuvo una gran acogida entre
los más jóvenes. Fue (y sigue siendo) una inteligente forma de distribuir
productos, como snacks, bollería, bebidas, chicles, etc. A finales del año
1995, en pleno boom del producto estrella del tazo, apareció Bikini Baby, una empresa que distribuyó
chicles acompañados de pegatinas con chicas semidesnudas en bikini. Pero,
además, también se conseguía un tazo, al comprar 6 chicles de 5 pesetas cada
uno. La colección de tazos pasó a llamarse T-Tazas.
La colección de
T-Tazas consta de 22 tazos numerados del 1 al 22 con la siguiente estructura:
1/22. Son tazos de cartón. En la parte delantera aparecen chicas en bikini
exponiendo su cuerpo en la playa. Ahora bien, en algunos de los tazos hay una
tinta térmica que desaparece humedeciéndola, volviendo aparece al poco tiempo.
Al desaparecer temporalmente la tinta térmica, la chica pasa de tener bikini a
estar en top-less. En la parte trasera, el logo de Bikini Baby en modo mosaico
de fondo, los puntos de los tazos, que van de 1 a 3 puntos, el logo de la
colección y la numeración.
Cabe comentar que
esta colección fue retirada del mercado debido a denuncias de la Federación de
Padres de Alumnos de León y un maestro. El motivo era bien claro: exponer
contenido inadecuado para el público a quien iba dirigido, que eran niños. La
policía municipal retiró de los quioscos el producto, retirando también los
tazos. Por esta razón es bastante complicado completar esta colección, pues una
gran parte de los que fueron creados se destruyeron. La Asociación Española de
Pediatría expresó su estupor, sorpresa e indignación por la distribución de este
producto, pues iba dirigido especialmente a un público fácilmente manipulable
como es el niño.
Como curiosidad,
los niños solían lamer la parte térmica para mostrar a las chicas en top-less,
motivo principal por el que pudieron retirar los productos con bastante
facilidad, sin apenas papeleo, con la intervención del Instituto Nacional del
Consumo. Todo ello fue expuesto en el diario El País en 1 de junio de 1995 y 3
de junio de 1995.
Cada chicle estaba envuelto en un papel protector, como era habitual. En dicho envoltorio, además de ver el logo de Bikini Baby, se informa de lo siguiente: con adhesivos y T-Tazas. Es decir, que en este envoltorio queda la prueba de que la colección completa se compondría de una colección de adhesivos y, a parte, una colección de tazos. Aquí el envoltorio:
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