Desde que era
muy pequeño, siempre me ha gustado recolectar cosas. Lo que más me gustaba era
guardar cromos y tazos. Pero también tuve una gran época en la que me gustaba
recolectar monedas, especialmente de otros países, pero también nacionales de
diferentes épocas. También tuve una época de guardar las tarjetas telefónicas
que quedaban vacías. Pero antes era bastante pobre y no podía costearme
coleccionar libros, videojuegos, cómics, etc. Es decir, no pude tener lo que
quise en un pasado, algo muy diferente a la actualidad.
Ahora bien,
una de mis colecciones más “raras”, por así decirlo, es una que empecé cuando
tendría unos 10 años. Se trata de una colección de encendedores de mecheros eléctricos.
Son aquellos que, en vez de una mecha a la antigua, utilizan un mecanismo que
provocan una chispa que provoca la llama en los mecheros, pues enciende el
combustible que suelen tener dentro los mecheros. Pues una vez acabado el
combustible, muchos fumadores tiran los mecheros al suelo. Antes, incluso, se
tenía la costumbre de romper el mechero y dejarlo por los suelos. Pues, aunque
no haya combustible, el encendedor sigue funcionando. Es un pequeño mecanismo
incorporado dentro del mechero. Si el mechero se rompe, se puede sustraer dicho
mecanismo. Pues yo he ido recolectando los mecanismos de los encendedores que
me he ido encontrando a lo largo de los años. Tengo casi 30 actualmente. Todos
funcionan.
¿Para qué se
pueden usar? Para poca cosa. Pero siempre es gracioso tener alguno y pegar un
chispazo a alguien. A mí no me afecta mucho cuando me hago un chispazo de
dichos mecanismos. Pero hay gente que le molesta muchísimo. Igualmente, ya no
suelo hacer la broma. Es más, incluso antes enseño el mecanismo; si alguien
quiere probar, le hago el chispazo. Si no, mejor que no, no vaya a ser que
justamente le pueda hacer daño de verdad. Hay gente muy delicada en este mundo.
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