miércoles, 4 de junio de 2025

Colección Recuerdos: Cojín de Dorita

A finales del año 2021, vi a un antiguo amigo que hacía como 20 años que no veía. Tuvimos una infancia en la que nos veíamos muy a menudo, pues vivíamos cerca, pero al vivir tan lejos, perdimos el contacto. En ese momento él perreseaba* a Dorita Togaricha, una pastor alemán adiestrada, en las calles alrededor del Parque Rasquell, concretamente en la calle Catedràdic Oliver. Estaba yo con un amigo que estábamos a punto de dar una vuelta hasta Ca’n Arabí, cuando alguien me llamó, acompañado de su pareja y de una perrita. Era este antiguo amigo. Ahí fue cuando conocí a Dorita. La tenían ellos, temporalmente, pues estaba embarazada y se habían ofrecido a cuidarla durante unos meses, dándole una vida más apacible que estando en jaulas. Los dueños de Dorita, que no eran ellos, estaban buscando a alguien con quien se quedara con Dorita después de tener los cachorros y haber pasado el tiempo de lactancia. Este amigo, con el que había retomado el contacto, me ofreció la posibilidad de tenerla. Al tener a Nala, una dálmata de manchas marrones sordita, quise que en sus últimos meses de vida pudiera estar acompañada de alguien de su especie. La dueña vino a comprobar si mi vivienda era adecuada para ella y dio el visto bueno. Al pasar los meses de lactancia, allá por marzo de 2022, entró por primera vez en mi casa. Por abril ya firmé y pagué la tasa correspondiente para el cambio de propietario. Aunque a Nala no le hizo mucha gracia al principio, luego fueron momentos muy felices, pues veía cómo dormían a veces juntas o se lamían la una a la otra. Dorita, al ser una pastor alemán de trabajo, soltaba mucho pelo, abundante pelo. Entonces, decidí acumular pelo limpio, que no hubiera tocado el suelo, para hacer un futuro cojín de Dorita. En 2024 conocí a mi actual pareja, quien tiene abundantes habilidades, la costura entre las mismas. Ella, a partir de unos retales, me hizo un cojín, en el que añadimos abundantes pelos de Dorita. La intención fue que dicho cojín lo usara Dorita, para, si le apetecía, colocar la cabeza para dormir. Alguna vez lo llegó a usar, aunque no fue lo habitual. Al oler a ella, no lo destruyó, aunque realmente empezó a mordisquearlo poco antes de morir. Ahora bien, se llegaron a hacer dos cojines en vez de uno. Uno de los cojines podéis verlo.



* Perresear: dícese de pasear a seres caninos.

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