La
historia es importante. Es un tema que, aunque pueda resultar tedioso y
aburrido en abundantes ocasiones, es importante tener presente para evitar
cometer los mismos errores del pasado. La humanidad ha pasado por situaciones
negativas a lo largo de muchos siglos. A pesar de ello, el ser humano sigue
cayendo en los mismos errores, como el racismo, el xenofobismo o cualquier
falta de respeto, además de aprovecharse unos de los otros para apoderarse de
los recursos de este planeta para hacerse con el poder y conseguir riquezas a
partir de ello. En el curso 2005-2006, hice 1º de bachillerato de Humanidades y
Ciencias Sociales, donde tuvimos la asignatura Història del món contemporani. El temario constó de tres bloques: Les transformacions durant el segle XIX,
Les tensions i conflictes a la primera
meitat del segle XX y El món actual.
Para ello, tuvimos el libro TALAIA de la Editorial Vicens Vives, además de una
lectura obligatoria: Una princesa a
Berlín de Arthur Solmsemm. Aunque también recuerdo que leí, con abundante
interés, el libro Maus, que es un cómic para adultos que trata sobre los campos
de concentración de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
La
asignatura de Història del món
contemporani no fue del todo correcta. Ello es porque la forma de
examinarse era mediante exámenes, que constaban de escribir de memoria la
temática estudiada en clase. Acostumbrado a exámenes más adultos, en el primer
examen contesté con mis propias palabras y saqué un 3 o una nota parecida. En
cambio, alumnas que ya conocían a la profesora, contestaron por memorización y consiguieron
notas altas. Siempre me ha parecido una forma absurda de estudiar, porque la
memorización al final se olvida, si son materias que no se utilizan a lo largo
de la vida. Al final, para aprobar, tuve que usar dicho método de estudio, pero
sigo bastante en contra de dicho método.
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