Los animales no hablan. Al menos no con las palabras que los humanos puedan
entender. Sí que pueden comunicarse. Nos pueden decir si se sienten mal, si se
sienten tristes, si tienen hambre, si tienen ciertas necesidades… pero no
podrán decirlo con palabras, sin con sus sonidos particulares de cada especie. Lo
mismo ocurre con los loros. Aunque los loros, así como las cotorras, pueden
reproducir sonidos como si fuera reales, no dejan de ser simplemente sonidos,
no un sonido con un significado que el animal pueda entender. Pero, ¿qué
pasaría si un animal pudiera dominar el lenguaje humano y poder comunicarse?
Eso ocurre en la película Paulie, el
loro bocazas, con el título original Paulie, estrenada en 1998. En la parte
trasera de la caja en edición DVD, se puede leer lo siguiente:
“Si fueras el loro más divertido y
parlanchín del mundo, te encontrarías rápidamente con un montón de problemas. Y
eso es lo que le sucede al loro Paulie en esta simpática y deliciosa película
de aventuras para todos los públicos.
Cuando este pequeño pájaro
con gran personalidad decide ir en busca de su encantadora dueña, descubre que
su forma de expresarse va a meterle en un montón de líos. Pero tan pronto como
comienza a autocontrolarse, comprueba que su don para expresarse, su generoso
corazón y un sinfín de amigos humanos, van a ayudarle a alcanzar su sueño más
anhelado: volver a su hogar.”
(Cuidado: spoilers.) Una película enternecedora, donde se puede ver la
aventura de Paulie, un loro que aprende el lenguaje humano gracias a aprender
junto a una niña que le costaba hablar. La niña es separada de Paulie y Paulie
tiene que sobrevivir por su cuenta. Estará con diferentes personas. Una de
estas personas será una anciana que ha viajado durante largo tiempo en una
caravana. El problema es que está perdiendo la vista. Paulie, en vez de
abandonarla, se queda con ella hasta que fallece. Entonces, sigue su búsqueda.
En el mundo de los humanos aprenderá que el ser humano puede llegar a ser
despreciable. Llega a manos de unos científicos, que no paran de hacerle
pruebas. Cuando quisieron presentar a Paulie al público, se negó a ayudar y
fingió ser un simple loro, pues el científico principal le había mentido y lo
único que quería era aprovecharse de él, a pesar de que había encontrado la
ubicación de la casa de su antigua dueña. Lo encierra y al final encontrará a
un humano, un trabajador del servicio de limpieza del laboratorio, que
escuchará toda su historia y hará lo posible para unir a Paulie con su antigua
amiga humana.
Una película que muestra la verdadera cara del ser humano, cuando puede
enriquecerse de un ser vivo, sin importar lo que ello implique. Los
científicos, durante largos años, han hecho mucho daño a los animales. Lo
siguen haciendo, aunque a menor nivel que antes. Es verdad que gracias a los
científicos se han desarrollado medicinas que nos curan y nos hacen sobrevivir
más tiempo en este mundo, pero muchas de estas medicinas fueron logradas por
sacrificios animales, en los que fueron probados dichos fármacos. Es un ejemplo
de otros muchos en los que vidas animales han sido sacrificadas para conseguir
metas humanas.
Paulie representa la bondad que los animales pueden tener. Los seres vivos
al final lo que quieren es sobrevivir, disfrutar de la vida, comer, descansar
y, si es posible, reproducirse. Lo mismo que un humano puede desear. Si en
algún momento, por cuestiones del azar, un animal pudiera llegar a comunicarse
con los humanos con algún idioma humano, lo suyo sería facilitarle una vida lo
mejor que se pueda. Si un animal en cautividad desea ser liberado y puede
llegar a comunicarse con los humanos para lograrlo, no se le debería denegar.
Si un animal desea estar con un humano en cuestión, tampoco se le debería
denegar. Por desgracia, en este mundo sufren muchos animales cada día. Un desahucio,
por ejemplo, puede hacer que una persona que estaba manteniendo una mascota
luego no pueda mantenerla en su nuevo hábitat, siendo obligada esa persona a
dar en adopción a su mascota. Esa mascota sufrirá por esa separación. El ser
humano es complicado. Lo suyo sería que la humanidad se ayudase mutuamente para
lograr objetivos comunes. Las tradiciones, la religión, la política, las
guerras… impiden que la humanidad tenga un mejor entendimiento. Deberíamos ser
más como Paulie.
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