Desde la
antigüedad hasta hoy en día, se ha usado en la justicia la pena de muerte para
condenar actos tales como el asesinato o la violación. Durante estos últimos
siglos, se ha demostrado que no es la mejor manera de proceder. La pena de
muerte a veces conlleva riesgos que provocan la muerte de inocentes condenados
a muerte por pruebas no concluyentes. Esto es algo que se demuestra en varias
películas referente a estos temas. Una película referente a esta temática, aunque
tiene una gran parte fantástica, es la de The
Green Mile, con el título traducido correctamente en español como La Milla Verde, una película estrenada
en 1999 y dirigida por Frank Darabont. En la parte trasera de una edición en
DVD, con caja de cartón desplegable, se puede leer lo siguiente:
“Los milagros pueden ocurrir en los lugares
más insospechados, incluso en La Milla Verde, el pasillo de linóleo verde que
los condenados a muerte recorren hasta llegar a la silla eléctrica en el
corredor de la penitenciaria de Cold Mountain. Allí John Coffey, un gigantesco
convicto acusado de asesinar brutalmente a dos hermanas, esconde un prodigioso
don sobrenatural.
Tom Hanks encabeza un magnífico reparto que
incluye a Michael Clarke Duncan (interpretando a Coffey), en esta emocionante
historia que refleja la lucha por la vida que libran guardianes, prisioneros y
un notable ratón llamado Mr. Jingles. Tras el éxito del estreno de Cadena
perpetua (1994), el director Frank Darabount regresa cinco años después con una
emotiva película basada en la novela de Stephen King y nominada a 4 Oscars de
la Academia, incluyendo el de Mejor Película.”
(Cuidado:
spoilers). Paul Edgecomb (Tom Hanks), con 103 años, cuenta su historia a una
amiga de la residencia en la que habita. Su historia más importante empieza
cuando trabajaba en la penitenciaria Cold Mountain, donde condenaron a muerte a
John Coffey por la violación y asesinato de dos niñas hermanas. Al poco tiempo,
aparece otro presidiario condenado a muerte: William «Salvaje Bill» Wharton,
que a Coffey no le gusta nada. Es difícil entender por qué Coffey mató a esas
niñas, pues es un buenazo. Incluso Coffey cura a Paul de su infección de orina
que estaba privándole incluso de tener relaciones sexuales con su esposa. Hay
un ratón en el lugar; intentan cazarlo, pero no logran encontrarlo. Al final se
hace amigo de Eduard “Del” Delacroix, un presidiario condenado a muerte. Lo
llama Mr. Jingles y lo entrena fácilmente para hacer trucos. El carcelero
cobarde, Percy Wetmore, que odiaba a Eduard, mata al ratón. Coffey lo resucita.
Eduard es llevado a la silla eléctrica y Percy provoca que sufra mucho antes de
morir, algo que hace que Coffey, que guardaba a Mr. Jingles, le pase todo el dolor
al ratón. Los carceleros, sabiendo que la esposa del director de la prisión
está a punto de morir porque tiene cáncer, urden un plan para llevar a Coffey
para que la cure. Así lo hace. Vuelven a la prisión, donde habían encerrado a
Percy por ser tan malo y cobarde, además de para ocultarle el plan. Coffey,
para que no se chive, le coge y le quita todo el mal, convirtiéndolo en
retrasado mental. Percy mata a «Salvaje Bill» y es llevado a un sanatorio
mental. A Coffey lo llevan a la silla eléctrica, pero antes le muestra a Paul
el pasado de las niñas y el por qué él había sufrido todo ello. Paul le pide si
quiere que intente que lo liberen, pero Coffey le dice que no, que está harto
de este mundo tan cruel y que desea descansar de tanto sufrimiento. Al final da
la orden y Paul queda atado a una vida muy larga por lo que hizo, junto al
ratón, que también tiene una larga vida.
Es una historia
maravillosa. Se puede llegar incluso pensar que Coffey tiene algunos de los
poderes que tuvo Jesucristo, un milagro andante, un ser que sufre la maldad de
este mundo como si fuera hecho a sí mismo. Por poner un ejemplo, cuando le
pillan con las niñas, él realmente lo que quería era intentar arreglarlas y con
su poder resucitarlas, pero era tanto el daño provocado que no pudo, además de
que ya era tarde. Fue en ese momento, con todo el sufrimiento que provoca la
muerte de dos niñas violadas y asesinadas, que fue capturado y acusado de que
fue él el que provocó dichos daños, cuando no era así. Y es tan bueno, que
incluso prefiere no hablar más de la cuenta respecto a este punto, para que los
demás no sufran más de la cuenta. Incluso al final es capaz de morir y que los
demás puedan quedarse tranquilos por la muerte de esas pobres niñas.
Ahora bien, esta
película muestra lo que realmente es una pena de muerte: el condenado a muerte,
los guardianes de la prisión y los implicados con el daño. Aquellos implicados
con el daño lo único que quieren es venganza, incluso aunque ello implique la
muerte de otra persona. Pero desde hace largos años, se viene diciendo que los
verdugos también son asesinos, y aquello que miran cuando el culpable está
siendo asesinado, ya sea en la silla eléctrica o con una inyección letal,
también son culpables de este asesinato. Es por ello que se está luchando
para que la pena de muerte sea abolida
de este mundo. ¿Qué se podría hacer? Lo que se ha hecho siempre: trabajos
forzados a aquellos que han provocado un daño muy elevado a este mundo, pero no
la muerte. Con la muerte, los que han hecho tales daños, al final no sufren lo
que han sufrido los demás. Si uno asesina, debe sufrir por lo cometido.
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