Después del éxito de Liberad a Willy y Liberad a Willy 2, se estrenó una tercera
parte, Free Willy 3: The Rescue, titulada
en España como Liberad a Willy 3: El Rescate.
El director fue Sam Pillsbury, otro director diferente al de las anteriores
películas. Pero dos de los actores son iguales. Jesse sigue siendo Jason James
Richter y Randolph, el indio, es August Schellenberg. En la parte trasera de la
carátula de la edición en DVD de 2003 se puede leer lo siguiente:
“Willy, la orca favorita del mundo
entero ¡ha vuelto con la aventura más emociónate de todas! Ahora, su mejor
amigo Jesse (Jason James Richter) trabaja en un barco de investigación
oceanográfico preocupado por el descenso de la población de orcas junto a su
mentor Randolph (August Schellenberg). Allí, Jesse se reunirá junto a su fiel
amigo Willy… y conocerá a Max, un chico de 10 años con quien compartirá su
afición por las ballenas.
Pero cuando Jesse y Max se
hacen amigos descubren que su padre se dedica a la caza ilegal de ballenas y
que sus próximas capturas podrían ser Willy y su familia. Con ayuda de su
valentía y amistad, ambos se embarcan en una peligrosa misión para salvar a
Willy.”
En esta ocasión, la historia es referente a la caza ilegal de ballenas y
orcas. Jesse y Randolph están buscando la razón del porqué están escaseando las
orcas por la zona en un barco llamado Noah. Mientras, Max, un niño pequeño, es
invitado por su padre a pescar. Ve que están cazando orcas y el padre le regala
un colgante con un colmillo de orca. Max no está muy a gusto por ello. Cuando
su padre está a punto de cazar a Willy, con un arpón ya clavado en la cola, Max
cae del barco, Willy se acerca y no le hace daño. Rescatan a Max y al final no
cazan a Willy. Mientras, Jesse ha inventado una forma para comunicarse con
Willy: convierte digitalmente la canción que hacía con su armónica en una señal
de transmisión de ondas, la cual captará Willy a bastante distancia. Willy es
atraído por el sonido, pero está muy nervioso. Jesse le quita el arpón y
averiguan que hay un ballenero cerca. Intentan denunciarlo, pero sin pruebas no
pueden hacer nada. Jesse intenta conseguir pruebas arriesgando su vida. Entra
en el ballenero y ahí conoce a Max, a quien ya había visto anteriormente tirar
el colgante del colmillo de orca al mar, el cual había recuperado. Es echado
del barco por el padre de Max, pero Jesse se gana la confianza de Max y le
presenta a Willy. Max ya no le gusta lo que hace su padre. Intenta convencerlo
de que deje de hacerlo, pero el padre no desiste. Randolph, junto a Jesse y a
su jefa, van a parar al ballenero. Como no lo logran, se chocan contra ellos.
En este intento arriesgado, el padre de Max se cae al agua y Willy le salva la
vida. El padre, que pierde el ballenero, ve que estaba equivocado con su
trabajo ilegal y parece que está dispuesto a cambiar. Willy tiene una pareja preñada
y todos juntos ven el nacimiento de la cría de Willy.
La historia no está del todo mal. Dicen que las segundas partes nunca son
buenas. Es un dicho que a veces es erróneo. La primera parte de Liberad a Willy
fue un éxito bastante bueno en un pasado. La segunda parte no estuvo del todo
mal, especialmente porque hubo una continuidad con los actores bastante
elevada. El problema es que esta tercera parte no tuvo tan buena acogida. Es
verdad que no es tan buena, pero al menos deja un mensaje bien claro: la caza
ilegal de ballenas y orcas debe parar. No porque unos inútiles en este planeta
consideren un manjar comerse estos magníficos y escasos seres, se debe permitir
que se extingan. De cada vez hay menos. Se deberían reforzar las leyes y
condenar duramente a aquellos que estén involucrados en este mercado negro. No
sólo a los balleneros, que deberían ser encarcelados de por vida, sino también a
los compradores, que se les debería dejar pobres y sin la posibilidad de
conseguir ciertos trabajos. Pero bueno, son utopías que uno tiene, porque las
actividades ilegales son muy complicadas de parar, y más cuando son realizadas
en el basto mar. Quizás en un futuro lejano se pueda controlar el mar vía
satélite y los balleneros no puedan esconderse de sus agresiones al medio
ambiente.
Otro punto bastante utópico es el hecho de que el corazón del ballenero
cambia porque le ha salvado una orca. Por lo general, los cazadores furtivos no
tienen corazón. Su mente tan sólo quiere matar y conseguir abundante dinero.
Difícil es que un cazador cambie de parecer. Son personas que no deberían
existir.
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