Siempre
me han gustado los fuegos artificiales.
De pequeño, fue una de mis aficiones. Me gustaba experimentar con petardos u
otros elementos que hicieran luces y espectáculo a partir de fuego y pólvora.
Aún conservo varios elementos de mitad de los años 90. Algunos de estos los
tengo metidos en una cajita de ABEJAS, aunque ya no me queda ninguna de las
primeras abejas. Las abejas son unos fuegos artificiales que consta de un
elemento con forma de abeja; al encederse, dan vueltas, con tal velocidad, que pueden
llegar a elevarse hasta un par de metros del suelo, aunque nunca se sabe
exactamente hacia dónde irán. Dentro de la cajita de ABEJAS tengo varias
camelias, unos fuegos artificiales circulares que, al encederse, dan vueltas
dando chispas hasta que se les acaba la pólvora. También conservo dos volcanes,
unos elementos que se colocan de pie y simulan un volcán, provocando un haz de
luz de colores y pequeñas explosiones. También, en la misma cajita, conservo
unos BAMBI, unos petardos que fueron prohibidos por ser peligrosos, pues,
aunque son muy pequeños, tienen una mecha de papel muy corta y pueden hacer
daño fácilmente. De BAMBI aún conservo de varios tamaños. Junto a estos, también
un petardo de los más habituales de la época, los más baratos que se podían
comprar por 100 pesetas una cajita, y un par de unos petardos alargados finos
de cartón duro, también con una mecha corta, los cuales también se dejaron de
distribuir por la misma razón que los BAMBI.
De
aquella época, también conservo dos cajas más. Una de las cajas es la de HUEVOS
DE DRAGÓN, una caja que entraban 12 de estos fuegos artificiales. Se trata de
unas bolitas que provocan chispas por doquier al encederse. Conservo dos de
cada color, verde, rojo y dorado, aunque el color no tiene nada que ver con el
resultado, pues en todos es lo mismo. La otra caja es la de B-TRO, los
conocidos BATMAN, unos petardos que no tenían mecha habitual. La mecha habitual
es una pequeña cuerda con pólvora que proporciona un tiempo de margen para
poder huir de la zona de impacto. Pero los BATMAN tienen una mecha que se
enciende como si fuera una cerilla, rascando con una parte granulosa que se
haya en la parte inferior de la caja. Estos BATMAN son muy escandalosos, a
pesar de su pequeño tamaño. La caja de BATMAN incluía 25 unidades de estos
elementos y aún tengo una cajita casi llena.
Estos
fuegos artificiales, junto a otros muchos de los cuales ya no guardo ningún
recuerdo físico, los compraba en una tienda de La Soledad, una barriada de
Palma (Mallorca, Islas Baleares), muy cerca de donde vivía antes, Son Gotleu,
una de las peores y más pobres barriadas de Palma. Algunos de estos fuegos
artificiales no eran permitidos para niños menores de 14, 16 o 18 años,
dependiendo de la clase de la que fueran. Pero era un cliente habitual y, al ir
con suficiente dinero, me permitían comprar cualquier artículo, aunque fuera
peligroso. Una vez me encontré un dependiente, seguramente era el hijo de los
dueños, que no quería venderme según qué, pero le mostré un billete de 2.000
pesetas y le dije que gastaría solo una pequeña parte si tan sólo podía
llevarme para menores, pero que me lo gastaría todo si me permitía comprar del
resto. Y accedió.
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