jueves, 15 de mayo de 2025

Colección Recuerdos: Festes des Vermar 2024. Festa des Trepitjadors

Antes vivíamos en Palma (Islas Baleares). En el año 1998, cuando aún tenía 13 años, nos mudamos a Consell (Islas Baleares). Ahí estuvimos viviendo durante medio año, de alquiler, en una casa en el Carrer Nou o Carrer Ferrer, muy cerca de una panadería muy conocida en toda Mallorca. Por fin, en septiembre, a punto de comenzar el curso escolar, mis padres compraron una vivienda, un piso, en Binissalem (Islas Baleares). Llegamos justo al comienzo de las fiestas más importantes de ese pueblo: ses Festes des Vermar. Ese mismo año, participamos en el Sopar a la Fresca, una de las últimas actividades de estas fiestas, que consiste en cenar en la calle junto a los vecinos. A partir del año siguiente, 1999, pude ver todas las actividades que se hacían. Una de estas actividades, la Festa des Trepitjadors, es una de las más importantes de la fiesta, que consiste en la apertura de la fiesta, el Chupinazo, una batalla de raïm, y una comida para aquellos que alguna vez fueron trepitjadors, aunque al final puede participar cualquier persona en esta comida.

Viví durante más de 23 años en Binissalem, hasta que, por suerte o por desgracia, me mudé a Inca, una ciudad muy cerca de Binissalem, en la misma zona, Es Raiguer. Desde el año 2022, cuando me mudé definitivamente a Inca, seguí yendo a las Festes des Vermar, yendo a dos de las actividades que durante largos años sí que pude disfrutar: Dijous a Ca’n Arabí y Sopar a la Fresca. Aunque durante algunos de estos años pasados diferentes amigos me invitaran a la Festa des Trepitjadors, al final nunca me decidía a ir. La razón principal era porque es necesario ir vestido con un traje de trepitjador, que consiste en unas vestimentas tradicionales para ir a vendimiar. Además, cuando el Ayuntamiento de Binissalem me invitó a ser un trepitjador, a los 16 años, no fui, por lo que nunca me sentí un trepitjador. Así pues, al final siempre descarté ir, hasta que un día, en 2024, mi pareja me invitó e incluso adquirió las vestimentas necesarias para participar. La comida consiste en un plato de Fideus de Vermar, una comida tradicional de Binissalem, bebida y postre. Antes, según pude ver, el precio era muy económico. Era más orientado a aquellas personas que siempre se han sentido parte del pueblo. Ahora bien, cuando antes eran muy pocos los que participaban en esta comida, actualmente son miles los que participan y la gran mayoría son invitados de fuera del pueblo. El problema principal es el espacio, que es muy complicado llegar a sentarse, pues casi no se deja espacio entre sillas y entre mesas. Toda la plaza principal del pueblo, donde está la Iglesia, es ocupada por mesas y sillas. El otro problema es el precio, que ha aumentado considerablemente para lo que sirven al final. Lo único bueno es la compañía con la que uno vaya. En mi caso, fui con mi pareja, sus hijos, su expareja y unos amigos de ellos, junto a sus hijos. Al comprar los tickets, ese año regalaron un abrebotellas, un regalo muy práctico, especialmente orientado a abrir las botellas de vino de Binissalem, que normalmente se verán en todos los eventos de ses Festes des Vermar.





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