Colección Recuerdos: UIB. Curso 2010-2011. Ingeniería de Informática de Sistemas. Estructura de la Información. Demanda

El antiguo sistema de enseñanza universitario no era justo para los alumnos. Había profesores que se creían con derecho a saltarse las normativas, a usar el sistema de “ojímetro” para corregir los exámenes y profesores que no sabían enseñar realmente. En el curso 2010-2011, en el segundo año de la carrera de Ingeniería de Informática de Sistemas en la UIB (Universitat de les Illes Balears), cursé la asignatura de Estructura de la información, una asignatura que podría resultar divertida dependiendo quien la imparta. En aquel año, había dos profesores que impartían esta asignatura, un profesor obsoleto y un profesor más actualizado. El profesor obsoleto fue quien nos impartió a nosotros la asignatura. Realmente no era un profesor que supiera enseñar. Sí sabía explicar, pues se sabía de memoria su propio libro, un libro que hizo en base a un sistema de programación ya obsoleto en aquel curso: ADA. Llegaba a clase y vomitaba su libro, casi sin pausa. Pero son cosas muy diferentes saber explicar y saber enseñar. Una vez un compañero de clase le hizo una consulta sobre un programa que acababa de escribir en la pizarra, diciéndole que no entendía nada y si podía aclararle los conceptos; el profesor se negó a explicarle nada, porque sólo le explicaría algo muy concreto de alguna zona del programa, puesto que si no había entendido nada era, según a entender del profesor, problema del alumno; el problema era que nadie había entendido el programa que había escrito en la pizarra. En ese punto, a principio de curso, supimos que íbamos a tener problemas con este profesor.

El 30 de junio de 2011 hicimos el examen de la asignatura. Fue un verdadero desastre, pues parece ser que tan sólo aprobó un alumno, pero era un alumno que era su séptimo intento, es decir, que aprobó después de 4 años de intentos. Mi nota en el examen fue un 0, un rotundo 0. Eso me indignó, pues me había preparado el examen para aprobar, como en las otras asignaturas. Además, puso la revisión el mismo día que habíamos hecho el examen, una hora antes del examen, es decir, que no tenía intención de hacer ninguna revisión de ningún tipo. Entonces, por ello, y después de la indignación de toda la clase, me propuse a hacer una reclamación, la primera que tuve que hacer en la UIB. En la reclamación, dejé bien claro varios artículos de la normativa que se había pasado por alto. Para empezar, el artículo 35, en el que era obligatorio constar la nota de cada uno de los ejercicios. Y el artículo 45, en el que nos tenían que dar entre 3 y 7 días hábiles para poder hacer una revisión del examen. Con esta reclamación, pude tener una revisión, pero tan sólo yo, pues el resto de compañeros no tenían derecho, según el profesor. La revisión fue vergonzosa, pues pude ver que el profesor corregía sin ninguna rúbrica de ningún tipo. Corregía según le convenía. Mi nota no era un 0, sino un 3, pero según él seguía siendo un 0.

En septiembre, como no, volvió a hacer lo mismo. Y, por lo tanto, yo hice la misma reclamación, para poder tener, de nuevo, una revisión del examen. Como la anterior vez, aunque pude conseguir la revisión del examen, no pude conseguir nada. Incluso solicité una revisión del examen por parte del departamento de profesores. En aquel tiempo, aún no se podía luchar contra el sistema, pues se tapaban los errores los unos a los otros. Actualmente, ya sólo por incumplir el artículo 35 de aquel momento, nos hubieran aprobado a todos con un 5. Por suerte, el sistema ha cambiado y los alumnos pueden tener notas más justas, sin tener que lidiar con profesores obsoletos e injustos.