A
principio del siglo XXI, el anime se empezó a popularizar aún más. Cierto es que,
durante los años 80 y 90, Mazinger Z, Dr. Slump, Dragon Ball, Ranma ½, entre
otras muchas, fueron las más queridas. Pero no cesaron de crear más y más
historias manga, que luego derivaban en anime. Una serie que se hizo famosa en
su momento fue la de Love Hina, una
historia de comedia romántica de un chico de 20 años que le cuesta estudiar,
pero quiere entrar en una universidad; mientras, entrará como encargado de una
residencia de chicas con fuentes termales para conseguir dinero. Ahí conoce a
una gran cantidad de chicas, algo que puede resultar algo agobiante. La revista
jonu distribuyó un especial sobre la serie, donde se puede leer una
introducción sobre la serie, una descripción de cada uno de los personajes
(Keitaro Urashima, Naru Narusegawa, Shinobu Maghara, Kaolla Su, Mitsune Konno,
Motoko Aoyama y Mutsumi Otohime), un resumen de todos los capítulos de la serie
(24 capítulos) y los 3 especiales, información sobre LOS DERIVADOS
(videojuegos), LINKS (que seguramente todos ya estarán caídos) y el opening y
los dos ending de la serie, traducidos. En la portada de este suplemento de
jonu, se puede leer lo siguiente:
“Parece que los jóvenes japoneses tienen un
montón de supersticiones sobre cómo conseguir el amor eterno. Ya sea pasar la
Nochebuena con la persona amada o ver estrellas fugaces… o regalarle un osito
de peluche al que pongas tu nombre… En esta serie, los dos protagonistas se
prometen, cuando son unos niños, que irán juntos a la universidad de Tokio para
poder ser felices para siempre. Los años pasan, y el chico, Keitaro, sigue
estando dispuesto a cumplir su promesa, la de reencontrarse con su querida
amiga de la infancia en la universidad de la capital japonesa. Claro que cuando
era un niño Keitaro no cayó en un par de “detallitos”. Uno, que entrar en esa
universidad no es nada fácil, él ya ha suspendido los exámenes de ingreso dos
veces y dos… jamás pensó que pudiera olvidar el nombre de su amada amiga. O
sea, que Keitaro tiene estos dos grandes problemas, el no poder entrar en la
universidad y el temor de que, si lo logra, no la reconocerá… y también está el
hecho de que es el encargado de una residencia femenina llena de chicas guapas.”
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