En
el año 2018, fui con dos amigos de viaje a Menorca,
un viaje que duró dos días, pero fueron dos días muy intensos. Años más tarde,
en 2024, junto a mi pareja, viajé de nuevo a Menorca. Nuestra intención fue
poder aprovechar un fin de semana de relax. Y así fue. Llegamos el día 7 de
septiembre de 2024 a Ciutadella, con vehículo. El plan inicial era ir a Cala
Macarella y, desde la misma, ir a Cala Macarelleta. Ahora bien, no fue posible,
pues llegamos a Ciudadela a las 10:00 y las calas cercanas ya estaban todas
ocupadas. No había posibilidad de aparcar y la única forma de ir a alguna de
las calas era con bus. Para no perder tiempo, nos fuimos a Cala Morell, en la
parte Nord-oeste de la isla, donde pudimos disfrutar de una buena calita.
Después, antes de irnos de la zona, visitamos la Necrópolis de Cala Morell, muy
interesante, con cuevas funerarias, algunas de las cuales de unos 3000 años de
antigüedad. Teníamos hora reservada en el Restaurante Molí des Racó, en Es
Mercadal, pero antes pasamos por la quesería Es Tudons, pero no disponía de
quesos en aquel momento. En el Restaurante Molí des Racó disfrutamos muchísimo.
Para empezar, ya en la mesa tenían preparado el alioli y pan. Comimos lechona y
solomillo de ternera. De postre, tarta de queso, aunque ya estábamos bastante
llenos. Después de pagar, nos trajeron, de regalo, dos copitas de pomada, una
bebida típica de Menorca, y carquinyols de Menorca. Después de la comida, nos
fuimos a Fornells, que era donde teníamos el apartamento. Ahí nos relajamos y
nadamos un poco en una de las piscinas del complejo. Después de un buen
descanso, nos fuimos a comprar queso a Formatges Binillubet, pero tenían
cerrado, a pesar de que los horarios reflejados en Google decían que debían
estar abiertos. Seguramente fue debido a las fiestas de Maó. Entonces proseguimos
con nuestros planes y fuimos al Far de Favàritx, uno de los cinco faros de
Menorca. El acceso con coche estaba prohibido y había la opción de ir y volver
andando, unos 2 km por trayecto, o aprovechar un bus que nos podía acercar al
lugar pagando 1,30 € por persona. Ya empezaba a ser tarde y no quedaba mucho tiempo
de sol, por lo que decidimos ir con el bus. Una vez ahí, hicimos abundantes
fotos y cenamos en el lugar. La intención era nadar en alguna de las calitas de
alrededor, como Cala Presili o Platja d’en Tortuga. La mejor opción era nadar
en S’Escala o Es Portixol, pero el tiempo no acompañaba, pues hacía viento y
frío.
El
viento del día anterior, trajo el domingo 8 de septiembre de 2024 la lluvia.
Inicialmente no fue mucha lluvia, pero luego empeoró bastante. Fuimos a Maó con
la intención de visitar el mercado Sa Plaça y visitar el Museu de Menorca, pero
todo estaba cerrado por las fiestas. Aunque hacía muy mal tiempo, había mucha
gente esperando a la fiesta, seguramente un paseo con caballos y la despedida
de la Festa de Gràcia. Nosotros huimos del lugar por el mal temporal, quedando
completamente empapados. Antes de irnos, pasamos por un Eroski de Maó y
compramos queso, un queso completo semicurado y la mitad de un queso curado,
ambos de Torralba. Fuimos directos a Sant Lluís, que teníamos pensado pasar por
el lugar para fotografiar el Tetragrámaton en la Iglesia Católica de Sant
Lluís, además de comer. Nuestra intención era comer en el Restaurante La Rueda
o en el Restaurante s’Olivera, pero uno estaba con todas las mesas reservadas y
el otro cerrado. Por suerte, pudimos ir al Restaurante La Bolla, donde aprovechamos
el menú del día. Ahí comimos paella y ensalada de primero, y lubina salvaje y
carrilleras de cerdo. De postre, tarta de queso y tiramisú. Al finalizar,
fuimos a hacer las fotos y a proseguir con el viaje. Nuestra siguiente parada
fue en Binibeca, concretamente la parte antigua, un paraje muy curioso por
tener todas las viviendas pintadas de blanco, incluyendo los tejados, y calles
extremadamente estrechas, un antiguo pueblo de pescadores en el que aún se
sigue viviendo. Aprovechando que estábamos cerca, fuimos a visitar otro de los
faros, el Far de l’Illa de l’Aire, aunque este faro estaba en una isla y tan
sólo pudimos fotografiarlo desde la lejanía, pero sí que pudimos visitar la
Torre de defensa costanera de Punta Prima. Ya empezaba a ser tarde, pero
pasamos por el Far d’Artrutx, donde aprovechamos e hicimos geocaching, una
actividad mundialmente conocida y entretenida, dejando un geocoin en el caché.
Volvimos al puerto comercial de Ciutadella, donde aprovechamos y cenamos antes
de volver con el barco. En el barco me hizo gracia la bolsa de BALEARIA, una
bolsa preparada por si alguien tiene mareo y necesita utilizarla, titulada
CONTRA VIENTO Y MAREOS. Por si acaso, la cogí, pero al final no tuvimos que utilizarla.
Un viaje inolvidable, sin duda.
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