El
ser humano, de forma general, es un ser social, que necesita poder relacionarse
con otras personas constantemente para poder ser feliz o poder estar completo
de alguna forma. Pero a veces llegamos a conocer demasiada gente. Vamos por la
calle y podemos llegar a coincidir con personas que conozcamos, aunque eso
depende de cada uno y de su grado de sociabilidad. En los inicios de Internet,
empezaron a circular escritos en foros y blogs. Encontré, por el año 2000, un
cuento popular inglés titulado El
individuo. Es muy corto.
Simplemente
es un cuento de casualidad, en el que dos personas, mientras están paseando,
ven a otra persona que le es conocida. Pero al acercarse el uno al otro,
resulta que ninguno de los dos es quien pensaba que era el otro. Esto a veces
puede ocurrir, que uno vea a uno por la calle, piense que es una persona,
incluso lo salude, pero luego la otra persona actúa de forma algo rara, de una
forma que no pensábamos que actuaría. La otra persona incluso puede pensar que
realmente se conocen, pero no sabe exactamente de qué y sigue el juego. En
muchas ocasiones, se despiden y quizás alguno de los dos, o incluso ambos,
realmente no están seguros de si se conocían o se han confundido con otra
persona. Por ello, es mejor tan sólo saludar de forma habitual; si ambos se dan
cuenta de que se conocen, entonces iniciar una conversación; si no, a seguir
con la vida. Así uno no queda mal con los demás.
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