CARPE DIEM. Vive el momento. Aprovecha el día. Ese es el mensaje que nos quedó
bien reflejado en una obra maestra que nos dejó Robin Williams, como John
Keating, en la película El Club de los
Poetas Muertos. Esta película fue estrenada en 1989, mediante la dirección
de Peter Weir. Muchos buenos actores aparecieron en esta película. Entre ellos,
Ethan Hawke interpretando a Todd Anderson y Robert Sean Leonard interpretando a
Neil Perry. En la parte trasera de la película en versión DVD, se puede leer lo
siguiente:
“Otoño de 1959. Comienza un nuevo año
lectivo en la Academia Welton, una escuela asilada y tradicional situada en las
tranquilas montañas de Vermont. Este año, siete estudiantes conocerán a un
profesor cuyas ideas sobre la vida les inspirarán para emprender la búsqueda de
sus pasiones individuales, para explorar nuevos horizontes y descubrir la
agitación de un mundo más allá del estricto plan de estudios de Welton.
Desafiando a las autoridades
escolares y a los severos padres de los alumnos, el profesor John Keating
(Robin Williams, nominado al Oscar por esta película), será para ellos algo más
que un simple instructor. Será para ellos la inspiración que haga de sus vidas
algo extraordinario.
"El Club de los Poetas
Muertos". Más que una película, un fenómeno sociológico que ha conseguido
batir récords de taquilla en todo el mundo, entusiasmando a críticos y
espectadores por igual. Un canto a la poesía, el romanticismo y la alegría. Una
película inolvidable.”
Una verdadera obra maestra que ilustra un profesor que desea cambiar la
dinámica de las clases tradicionales. ¿Es complicado? Sí, a veces lo es,
especialmente en el pasado, cuando se obcecaron con hacer las cosas como
siempre se había hecho. En la actualidad, por suerte, hay muchos sistemas de
educación. No hay ninguno perfecto. Pero hay unos sistemas que funcionan más
que otros.
(Cuidado: spoilers). Esta película es una inspiración para el profesorado,
pues John Keating desea llegar a los alumnos de la forma más profunda,
impartiendo simplemente la asignatura de literatura. Llega especialmente a un
grupo de alumnos por un club del que Keating fue un integrante en un pasado en
el mismo centro educativo. Estos alumnos crean de nuevo el club, un club en el
que simplemente leen, crean y disfrutan poesía. En ningún momento Keating se
une a ellos. Ahora bien, aunque cada alumno tiene sus problemas personales, Todd
tiene miedo escénico y Keating logra quitárselo. Neil tiene un problema más
grave: su padre no le permite interactuar como actor en una obra de teatro,
pues le quiere obligar a ser médico. Al final, a escondidas, interpreta un papel
de una forma extraordinaria. Su padre lo va a buscar y se lo lleva a casa. Ahí
lo reprende y le dice que lo trasladará a la escuela militar, que son muchos
años más de estudio. Se suicida. Sus compañeros lo lloran. Los profesores
buscan un culpable y deciden que es Keating. Lo expulsan del centro. Antes de
irse, los miembros de El Club de los Poetas Muertos e incluso algunos que no
quisieron pertenecer nunca, se levantan con la frase de “¡Oh Capitán! ¡Mi
capitán!”, haciendo referencia a un poema de Walt Whitman.
Verdaderamente, es una película muy triste, especialmente por el hecho del
suicidio de Neil. Los padres no deberían obligar a sus hijos a estudiar lo que
ellos desean. Más bien deberían consultar a sus hijos qué les motiva en la
vida. Cuál desearían que fuera su futuro. Si no lo saben, los padres pueden
ayudar a sus hijos en una correcta elección. Pero nunca obligar. Así tenemos
muchos médicos, profesores o cualquier profesional que realmente no quería
ejercer dicha profesión y se nota en sus labores, pues no es su verdadera vocación.
No hay que estresar a los hijos de esta forma, pues quizás puedan llegar al
suicidio por tanto estrés e incomprensión, tal y como le ocurre a Neil, un
personaje que nos ilustra a la realidad de que muchos se han llegado a suicidar
por situaciones similares.
La despedida de John Keating por parte de los alumnos también es muy triste
y emotiva. El acto de hacer una despedida así a un profesor es muestra del
respeto y el agradecimiento hacia sus enseñanzas, por haberles allanado un
camino que quizás pueda mejorar sus vidas en un futuro. No siguiendo siempre
absurdas tradiciones que no llevan a ningún sitio. Muchos profesores quizás
podrían soñar con una despedida tal que los alumnos le hicieran un homenaje
similar. Por suerte, fui testigo y partícipe de algo similar con una profesora
interina que tuvimos en un pasado en 4º de ESO y le cantamos la canción de “No
nos moverán”, referente a la serie española de Verano Azul. Fue emotivo y muy
bonito.
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