Terry Pratchett creó un universo mágico muy envolvente y similar
a nuestro mundo. Este fue el Mundodisco, un mundo plano sujeto por cuatro
gigantescos elefantes a lomos de una impresionante tortuga, hembra (tal y como
quedó aclarado en el segundo libro de la misma saga). Una de las sagas de Mundodisco
es la de La Revolución Industrial. Y otra es la saga de La Guardia de la Ciudad de Ankh-Morpork. Resulta
que en libro A TODO VAPOR, Terry
Pratchett unió de una forma espléndida estas dos sagas.
En la parte trasera del libro se puede leer lo siguiente: “El progreso ha llegado a Mundodisco a lomos
de una locomotora de vapor. Sus habitantes acuden en masa a admirar el
revolucionario prodigio de la técnica, obra de un joven inventor autodidacta
llamado Dick Simnel. Inmediatamente, lord Vetinari decide apropiarse de la
máquina y nombra a Húmedo von Mustachen, su hombre para todo, responsable de la
operación. Mientras tanto, estalla una revuelta política entre los enanos, que
planean atentar contra su rey y sabotear el ferrocarril. Von Mustachen tendrá
que esquivar muchos escollos para evitar que todo descarrile.”
Húmedo von Mustachen ha sido un personaje muy importante en el progreso de
la Revolución Industrial de Ankh-Morpork. Y eso que es un pillo, es decir, un
estafador que, por fuerzas mayores, ha cambiado y ahora es un servidor de
Vetinari, el Patricio de Ankh-Morpork, es decir, el tirano de la Gran Ciudad.
Este es el último libro de la saga de Mundodisco en el que aparecen
personajes tales como Húmedo von Mustachen o Sam Vimes, comandante de la
Guardia de la Ciudad de Ankh-Morpork.
La historia de este libro trata sobre el resurgimiento de un ingeniero que
logra crear una locomotora, es decir, un tren a vapor. Al mismo tiempo, los
grags, que son enanos con pensamientos retrógados, están en contra, al igual de
que están en contra de las torres de clacs, un elemento de comunicación surgido
a lo largo de la historia de la Revolución Industrial de Mundodisco. Los enanos
quieren dar un golpe de estado entre su enanidad y unos terroristas destruyen
varias torres de clacs.
Mientras, el tren funciona. Vetinari, y más aún su secretario, quedan
satisfechos de la obra. Es más, Vetinari consiente el tren, pero con la
condición de que llegue hasta Überwald. Para ello, pone a Húmedo von Mustachen entre medias. Y
Harry Rey, un antiguo recogedor de mierda que se hizo rico precisamente con
dicho negocio, se ha metido de lleno en el tema del tren. Entonces, entre el
ingeniero, Harry Rey y Húmedo von Mustachen, tienen la misión de llegar hasta
Überwald. Los trasgos demuestran ser una mano de obra realmente asombrosa, pues
son pequeños y pueden trabajar el metal con facilidad, al igual que ya estaban
haciendo con las torres de clacs. Resultan ser muy provechosos, aunque, al
mismo tiempo, apestosos.
Pero, como no, los enanos quieren
destruir el tren. Y más cuando intentan destituir al Bajo Rey, el rey de los
enanos, en su golpe de estado. Para impedir que los enanos se dividan y
comience una larga y tediosa guerra, el Bajo Rey debe llegar a Überwald. Y,
como no, el método más rápido para
llegar es usando el nuevo tren.
Es una historia bastante guapa. Llena de sorpresas y curiosidades. Todo con
su explicación y lógicas asombrosas, sobretodo si uno leyó los anteriores
libros y sabe de qué trata cada subtema de este mundo tan basto que creó Terry
Pratchett. Es una pena que este sea el último libro en el que aparecen
personajes tan importantes. Y peor aún que no hayan aparecido ni Zanahoria ni
Angua, los cuales, se sobreentiende, se habían quedado en Ankh-Morpork
vigilando que todo estuviera tranquilo… pero ni se les menciona.
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